miércoles, 26 de agosto de 2009

Nunca Supe


A veces me deslizo entre tus anticuerpos que suelen tener gusto dulce. Gusto a...
Los fotogramas se transportan y van viajando por pasadizos o por especies de laberintos sin forma que al fin llegan a un lugar extraño.
Esto es fácil, así como el no desconocer, el recordar.
En verdad todo suele ser fácil acá.
No cuesta nada desprenderse pero después todo lo destruye.

Y a veces me deslizo en vos, en mis fotos, esas que quedaron debajo de la cama grande y no quiero sacar.
Solo sé que son simples imágenes, con pies y cabezas que gritan, hablan y suspiran simultáneamente. Ahí estoy con ojos pequeños de felicidad o tal vez pensando en lo no eterno.
Quiero ahogar mis neuronas en una puñalada de venenos (de los que matan).
Y ya no hay nada para decir, para ver, para oler ni tocar; todo acá terminó.
Lo peor es que nunca supe dónde comenzó.

Agosto de 1969 – Noviembre de 2004 – Agosto de 2009


Por Marisol Ocampo

Woodstock cumple 40 años. Recuerdo como si fuese ayer la primera vez que la película estuvo ante mis pupilas. Fue en el marco de una muestra artística que reflejaba la cultura de las décadas del ’60 y ’70. Era noviembre del 2004, y ver eso fue completamente revelador para una chica como yo, que acababa de cumplir 14 años y que comenzaba a conocer aquellas épocas.
A cuatro décadas de este hito de la cultura rock quiero recordar que todos esos jóvenes levantaban banderas, que eran quienes pregonaban valores algo utópicos, y que ellos fueron la expresión de toda una generación hastiada de las guerras. Todo esto debe servirnos de enseñanza a los jóvenes de hoy, recordar los dorados años sesenta, pero no quedarnos en el anhelo eterno, sino comprender nuestro tiempo y en consecuencia actuar. A cuarenta años de Woodstock, y a cinco años de mi descubrimiento, comprendo que su legado fue mucho más que tres días de paz y música.

miércoles, 19 de agosto de 2009



Mi cuerpo quiere el tuyo lleno de sed. Saciar tu sed. Desviar tu mirada hacia mi.
Y yo desubicada, como siempre, rompiendo el flujo de toda mentira.
No estas acá, no estas adonde quiero que te vayas.
Yo tengo que confesarte ese frío ágrido que sentí a través de vos.
Culpa tuya atravesaste todo, todo lo que tenía.
Mi cuerpo quiere el tuyo, lleno de agua, ahora lleno de alcohol y acostarme en vos, despertar en tu cama. Que nos levantemos, que desayunemos, que seamos, solo seamos. ¿Qué deseamos?
Solo seamos en la cama acida, celeste. Y que nos levantemos, que desayunemos...

domingo, 9 de agosto de 2009


Dolor por nosotros. Todo tuyo es mi dolor, como un hueco en la arena, como un cráter en las piedras.
Sudor en lágrimas ahora. Ahora.
Y mi mente retrocede veinte años para no pensar o para que estos pensamientos se achiquen y desaparezcan.
Son las mejores líneas para recordar aquella estadía en tus vértebras. Sin nada, sin ningún sudor, sólida como un pedazo de agua fría en este tiempo en mí que no tiene nombre.