viernes, 15 de mayo de 2009

Para que fueras en mí Sangre.

Que estúpida tu obsesión de mierda de querer esconderte, de querer chupar de mí.
Qué queres si no tenes nada, si no deseas nada, si no perdes nada. Si tu pelo es irresistible.
Tu boca ácida hace que todo el tiempo estés frente al espejo, que antes de sentarte en el inodoro fumes, que antes de calentarte la comida bosteces y una mosca caiga en tu baso.
Después de todo te sentas a desayunar para ir a la calle, para escuchar las canciones que te sirven, que te contienen como nadie lo hace. Si nada te contiene, si nada te conmueve.
Y si pensabas que esta mierda te iba a servir... como te confundiste. ¿Como te pudiste equivocar? Si vos sabias que yo para vos soy esa mosca en el vidrio.
Que si tus piernas hablaran dirían, que si tu bombacha roja escuchara oiría. Lo que te digo... que cuanto espere para que fueras en mí sangre.
Para que fueras en mí sangre.

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