sábado, 16 de mayo de 2009

Contemplar Tres Momentos.


De esta realidad que se bifurca, que se separa de cada partícula que la une, y vos… ¿Dónde estas?

La ciudad se torna cada vez más oscura, se opaca y nutre de egoísmo, de verdades inciertas; la ciudad te encuentra y vos tenes que dejarte llevar como una maquina que no deja de pensar para poder sobrevivir. En un mundo donde todo te supera vos vagas por lugares, por espacios únicos, rumbo a esa cúspide que tanto deseas. Deambulas como un noctámbulo para borrar todas esas heridas, esos rasguños, esas puñaladas que lastiman. Buscas tu lugar, tu consuelo, tu momento. Tu cuerpo oscila entre esos caminos, divagas, caminas, tus sentidos son más profundos, tus piernas se mueven lento, tu mirada se mantiene y ya perdes la
noción del tiempo. Tu realidad se dilata y desparece.
Te escabullís en enormes horizontes sinuosos y cada instante atraviesa tus sentidos; respiras aromas dulces, tu sabor amargo se evapora, tu disgusto se transforma en ese éxtasis que mas anhelabas y dejas atrás cada imagen que odias para escalar hasta la cima del placer que inyecta tus venas de amaneceres, de mares y mañanas.
Este es tu resplandor. Esto es la calma a esa impotencia de no poder creer. Te preguntas porque toda tu realidad te es tan indiferente, pero no encontras respuestas, porque ahora estas embriagado de encanto.

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